LA DISCRIMINACIÓN CONTRA NIÑOS MIGRANTES EN LA CIUDAD DE MÉXICO
LA DISCRIMINACIÓN CONTRA NIÑOS MIGRANTES EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Mi nombre
es Mauricio y estuve varios años viviendo en Estados Unidos en donde nació mi
hija. Sin embargo, una serie de situaciones que coincidieron con la elección de
Donald Trump como presidente de aquella nación, me obligaron a mi familia y a
mí a regresarnos a México.
Creímos que
la re-integración a la sociedad mexicana sería fácil. Después de todo, mi esposa
y yo crecimos en la Ciudad de México antes de mudarnos a California, y aquí
dejamos familiares y amigos.
Desafortunadamente,
la llegada a la tierra que nos vio nacer no fue fácil. El México que dejamos no
es el mismo que nos encontramos a nuestro regreso.
Al menos no
la Ciudad de México. Todo está mucho más
caro, las calles ahora le sirven al gobernador Miguel Angel Mancera y a sus afiliados para
exprimirle a sus ciudadanos hasta el último centavo, la inseguridad da más
miedo que en los ochentas, y la gente en general ya no tiene ese semblante
sonriente que caracterizaba al mexicano.
Pero el
shock cultural no fue tan fuerte sino hasta que me vi en la necesidad de
registrar el acta de nacimiento de mi hija en el Registro Civil de la
CDMX.
Antes de
presentarme a Arcos de Belén, me informé de los derechos que mi bebé podría o
no tener siendo hija de padres mexicanos, pero nacida en el extranjero. Pues bien, la constitución mexicana marca que,
para todos sus efectos, mi bebé deberá ser considerada como mexicana por
nacimiento, es decir, que ninguna autoridad deberá darle un trato diferenciado
a mi hija por haber nacido en otra tierra.
No solo
eso, en 2016, el gobierno de México firmó un tratado con el de los Estados
Unidos, por el cual se eliminan los burocráticos, costosos y engorrosos
requisitos de apostillamiento y traducción del certificado de nacimiento para
poder registrar el nacimiento de mexicanos en la situación de mi hija. ¡Wow!
¡Al menos alguien se preparó para las deportaciones del señor Trump!
Pues bien.
Lo primero que experimenté en el registro civil de la Ciudad de México fue una
constante discriminación en contra mi hija por haber nacido en Estados Unidos.
En nuestra
‘emérita’ ciudad, a pesar de lo que dice la constitución y del acuerdo antes
mencionado, a los mexicanos por nacimiento que fueron dados a luz fuera del
país se les trata como ciudadanos de segunda clase.
En el ex
Distrito Federal, si naciste en territorio nacional el registro de tu
nacimiento es gratuito, pero si naciste fuera, a pesar de que la constitución
te garantice los mismos derechos, se te cobran $1,099 pesos.
Pero no
solo eso, también se te exige una traducción por un agente autorizado (otros
$1,000 pesos) y el apostillamiento de tu acta de nacimiento en el extranjero,
algo que usualmente implica un viaje al extranjero ($5,000 o más). Lo peor es que, como
mencioné anteriormente, éstos requisitos fueron eliminados por el gobierno
federal, y sin embargo, el personal del gobierno de la CDMX te los exige,
nadamás porque sí, y si no los cumples, no te hacen el registro.
Desafortunadamente,
si eres mexicano y no tienes acta de nacimiento, no tienes derecho a servicios
públicos, y tampoco puedes obtener credencial de elector, ni pasaporte, con
todo lo que eso implica.
En las
múltiples visitas que he tenido que hacer al Registro Civil de Arcos de Belén,
me ha tocado ver numerosas veces como el personal del mismo da un trato
desfavorable a la gente que, como mi hija, nació fuera.
La
CONAPRED, institución anti discriminación de México, establece que dar un trato
desfavorable a una persona o un grupo, entre otras cosas debido al lugar de
nacimiento, constituye un acto de discriminación. Lo mismo es adoptado por la
COPRED, la versión chilanga de la CONAPRED.
Irónicamente,
cuando reporté a la COPRED los actos discriminatorios del gobierno de la CDMX
hacia mi hija y a los migrantes en general, se me ignoró, es decir, que mi hija
y el grupo de migrantes al que ella pertenece, está recibiendo un trato
desfavorable de parte de la misma institución que dice defender los derechos de
quienes son discriminados. Ya lo decía
Dalí, en México vivimos en el Surrealismo.
Curiosamente,
al comentar ésta historia con gente conocida, alguno de ellos dio la razón a la
COPRED, argumentando que no estábamos recibiendo un trato de discriminación,
sino que se trataba de un problema de burocracia y corrupción. Al parecer, las comisiones anti discriminación
en nuestro país tienen mucho camino por andar para sensibilizar a la gente
sobre lo que es discriminación.
Afortunadamente,
el Senado de la República concuerda con la experiencia que los migrantes
estamos viviendo al querer legalizar nuestros documentos. Ellos aseguraron en
un oficio publicado a principios de éste año que, tanto los mexicanos que
fueron deportados como los que regresaron voluntariamente, reciben un trato
discriminatorio al llegar a nuestro país, especialmente al tratar de realizar
trámites ante el gobierno.
Veo con
gusto que a nivel federal ya se está haciendo mucho por resolver nuestros
problemas. La SEP ya no exige apostillamiento y traducción de certificados de
estudios para admitir a estudiantes migrantes en aulas mexicanas, y ahora,
registrar el nacimiento de un mexicano migrante en los consulados de la SRE en
el extranjero ya no tiene costo ni requiere de esos documentos.
El gobierno
de Miguel Angel Mancera debería de abrir los ojos y sensibilizar no solo al
registro civil o a la COPRED acerca del tema, sino que debería actuar con la
fuerza que le dimos sus votantes, para penalizar a sus empleados cuando éstos
quebranten los derechos que la constitución política de nuestro país nos da a
los mexicanos.